Fresas y fuego: el sabor prohibido de tus caricias... (Managua)

El rojo brillante de la fresa no es nada comparado con el calor que sentimos al tocarnos. Cada caricia un incendio que recorre la piel y la vuelve sensible a cada roce. Lo dulce se mezcla con el deseo, y el sabor de tu cuerpo me llama a perderme en un juego de placer donde cada instante arde más que el anterior, dejándonos atrapados entre la lujuria y la pasión...